Linda Potskuha organizó una degustación de esperma
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La gourmet preocupada amaba tanto el sabor de los espermatozoides que no podía pasar un día sin una dosis de muerte en la boca. Reuniendo a una multitud de voluntarios en casa, el lindo extendió sus piernas frente a ellas y exigió bajar todo en su lengua hasta la última gota. Y cuando había muchos caballeros, ella sustituyó un vaso y recogió un cóctel, luego para disfrutarlo durante la relación.
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